Otro pequeño tutorial que amplía la información vista en: http://vandervals.blogspot.com.es/2011/10/tutorial-teoria-del-color-ahora-si.html
Quizás lo más interesante o más novedoso (aunque probablemente menos útil) es el asunto del relativismo del color.
vandervals.laboratory@gmail.com
deviantart gallery
sábado, 4 de mayo de 2013
2. El color como fenómeno físico+fisiológico+mental+cultural.
2. El color como fenómeno físico+fisiológico+mental+cultural.
El color no es una característica propia de los objetos, en contra de
esto, podemos decir que, en realidad, depende de muchos factores, entre ellos
el decisivo es un observador que recoja la información lumínica, la transforme
en estímulos, se produzca una sensación que se interprete como color y
finalmente se establezca una estructura simbólica en la sociedad que permita
nombrar y hablar sobre el color. Como vemos son estos cuatro factores principales
los que el concepto de color engloba necesariamente. Anulando tan sólo uno de
ellos, los otros se hacen inútiles. Desarrollemos cada uno de los casos para
entender esto. El primer caso es sencillo, sin una luz, una información
lumínica que captar no existe el color. El segundo caso es sobre todo
fisiológico, depende de la estimulación correcta de los receptores del ojo;
así, un ciego cuya imposibilidad de ver provenga de un defecto ocular, se le
niega la vista debido a que sus receptores fallan al recibir la información
lumínica, como los daltónicos que no son capaces de diferenciar rojo y verde,
aunque estas luces, como todas las demás, siguen llegando igualmente a su ojo,
simplemente no son capaces de convertirlas en estímulos. Otro ejemplo sería una
condición extrema de luz, como por la noche, cuando apenas hay luz que llegue a
nuestros receptores, si la cantidad de luz está por debajo del umbral entonces
no veremos nada; a la inversa, si la cantidad de luz es muy grande, nos cegará,
sobrepasando el límite superior de nuestra percepción, de modo que todo se
vuelve extremadamente brillante y no somos capaces de distinguir variaciones de
color, ni siquiera adaptándonos a tal claridad, que finalmente resulta muy
molesta. El siguiente caso es probablemente el que más raro nos sonará, se
trata de un episodio en el que la luz llega al ojo, esta es captada
correctamente pero posteriormente existe un problema para que esta información
llegue al cerebro, o bien sea decodificada e interpretada correctamente; es decir,
existe percepción del estímulo pero algún mecanismo falla en el cerebro que
impide asumir esta información como imagen; este fenómeno es característico de
daño cerebral (ceguera cortical) o que el nervio óptico no sea capaz de
trasmitir los estímulos. En última instancia el color es un fenómeno cultural,
pues necesita de un vocabulario y de una serie de reglas establecidas para ser
nombrado, codificado y usado, que vienen dadas por el imaginario colectivo de
cada contexto espacio-temporal. Podemos poner como ejemplo el “color oro” de la
edad media que para nuestros sistemas de codificación, ya no es más que un
amarillo metálico que toma matices verdosos y anaranjados dependiendo de los
objetos que le rodeen. Otro ejemplo curioso es que en china, tradicionalmente,
el color azul, que tanta importancia e historia tiene en nuestra cultura, no
tiene ni siquiera un nombre propio, sino que no es más que un tipo de verde[1]
(color que paradójicamente nosotros consideramos desde la tradición de la
pintura como un color secundario). Así, tenemos primero un fenómeno físico, del
color como luz dentro de un pequeño espacio del espectro electromagnético;
luego un fenómeno fisiológico y mental, que capta esa luz y la transforma en
estímulos y estos en imagen y, por último, una interpretación cultural que
establece los códigos de cómo ese color se leerá. Estas tres consideraciones
son necesarias para hacer uso del color como generador de imágenes, de manera
que lo que sigue es desarrollarlas más ampliamente:
Suscribirse a:
Entradas (Atom)